Presentación El Puerto y Arturo en el Ministerio de Relaciones Exteriores
Compartimos con Roberto al menos dos obsesiones:
una yo diría lo bastante evidente y es nuestra pasión por el Arte, la segunda -esto ya a manera de confesión-..... somos de los que escriben los libros mientras leemos.
Lo que voy a leer, entonces, tan íntimo como imperfecto, surgió al momento de la lectura, con Arturo a mi lado, cómplice, por supuesto.
En una cama yace un hombre. No puede leer, ni pensar. Recuerda vagamente cuando se tiró en el lecho. Han pasado muchas horas. Sufre. Me pregunto que lo llevó a escribir. Supongo que simplemente necesidad. El arte siempre surge de la necesidad. Es inevitable, incontenible. Se debe hacer. ¿Quién es Arturo? Entienda, no quiero molestarlo, me importa contextualizar, conocer. Las respuestas casi siempre son eludidas. Libera 3 palabras con obstinada imprecisión, larga una carcajada y el rumbo parece ser otro. Lo entiendo, imagino sus probables respuestas. Alguien dijo que era un libro triste. A Arturo -eso- le molestaría. Él persigue otros intereses. Atiende, reconoce, condena. Ante un mal cuadro sólo ve el marco. Cuando desfilan ante él los ve hundirse como una misma cosa... sigo leyendo... sus obsesiones me agudizan. Me gusta la toma de partido, disfruto. No me parece tan triste, despierta mi curiosidad. El aprender está íntimamente ligado a ese sentimiento de curiosidad. Los niños lo saben; algunos adultos, también lo saben. No se encajonan en rígidos estantes de acero. Nuevas escenas desfilan por su mente exaltada, inesperadamente, chocan contra sus ojos. Los grandes espacios burgueses son confrontados con pequeñas piezas de pensión. Llueve. En la calle, el agua corre. En un baldío de enfrente, unos chiquilines sucios juegan en un charco. Uno coloca adoquines alineados tratando de formar un puente.
Construye Gonzalo sobre el Puerto y Arturo.
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Arturo camina de retorno a su altillo. La masa humana va y viene con ritmo pendular. Continúo escribiendo, voy haciendo rayas sobre un pedazo de cartón. Pienso en mi maestro que pasó a morar en la nada. Sigo haciendo rayas, dibujando cosas simples.Cada vez me conozco menos.
¿Por qué pinto? Manchas azules sobre un fondo negro se mueven en combinaciones epilépticas.
¿Por qué pinto? Manchas azules sobre un fondo negro se mueven en combinaciones epilépticas.
Disculpen..... estoy harto de andar a la deriva.
J.B. / Montevideo, 6 de octubre de 2006.